lunes, 2 de noviembre de 2009

CAPITULO 41

CAPITULO 41

No sabía cuánto llevaba ahí. Puede que cinco minutos, o puede que media hora. Tampoco sabía cómo pudo llegar. Recordaba que hubo momentos que sabía perfectamente por dónde ir, pero la de cal era que llegó a perderse. Aquellas ráfagas de lucidez y memoria le hacían tener una jaqueca horrible. Eso y los momentos de no poder recordar nada. Estaba harto de aquello y quería recuperar su memoria pronto. Por él. Por Ángel. Por los dos.

Finalmente, se armó de valor, bajó del coche y se acercó hasta la puerta. Todos los chalés eran iguales, pero se encaminó decidido hacia uno de ellos. Llegó hasta la puerta y llamó al timbre. El sonido de la campana en el interior le dejó petrificado. Se quedó en blanco. ¿Qué iba a decirles? “Hola, no me acuerdo de nada. ¿Me podéis ayudar?”. ¡Por favor! Le tomarían por un loco. Pero si en esa casa vivía ella, puede que al verla recordara algo, o ella le ayudara de alguna manera… Pero lo que no recordaba Dani era que había pasado tanto tiempo ya…

La puerta finalmente se abrió, trabajosamente. Tras ella, un niño, de unos cinco años, le miraba. Dani se quedó mirándolo, sorprendido. No recordaba en las fotos que vio esa mañana ningún niño. Sin embargo… esa sonrisa tan pícara…

- ¿Jorge?,- una voz femenina hace volverse al niño hacia el interior de la casa -. ¿Qué haces, Jorge?

Una niña, adolescente, (¿quizá de unos quince años?), aparece. Mira a Dani. Sus ojos se encuentran con los de Dani. Tampoco recordaba a una chica en esas fotos, pero su rostro le era más familiar que el del crío. La niña toma al pequeño de la mano y llama a su madre, sin apartar la mirada del recién llegado. Al rato, una mujer, castaña, de unos cuarenta años muy bien llevados, se acerca hasta ellos.

- ¿Qué ocurre, Jimena?

La mujer, que sale con delantal y secándose las manos con un trapo, se queda mirando atónita a Dani.

- Llévate a Jorge a la habitación,- le susurra a la chica. Ésta toma al niño y se lo lleva dentro de la casa -. ¡Dani! ¿Qué haces aquí?

- Pues…,- apenas tenía voz para hablar.

- ¡Pasa, pasa!

Dani entra, tímido, en la casa. La observa detenidamente, pero no reconoce nada.

- Dime, Dani. ¿Qué haces aquí? ¿A qué se debe esta visita, después de tantos años?,- cierra la puerta.

- Verás… No sé cómo decírtelo…,- Dani estaba ausente. Sólo observaba el lugar.

La mujer le invita a sentarse en el salón. Dani seguía mirando la casa como quien entra en un palacio.

- Pues dímelo ya. Tengo la comida en el fuego, y no creo que hayas venido simplemente para ver mi casa…

Dani logra salir de su catalepsia.

- Elena…

- Dime, Dani.

- Lo primero de todo, estás preciosa. No has cambiado nada.

- Gracias, me siento halagada, pero…

- Verás. No quiero que pienses que estoy loco ni nada por el estilo, pero sólo quiero que me oigas. Luego, el creerme es decisión tuya.

- Dani, me estás poniendo nerviosa…

- No sé si sabes que he estado en el hospital…

- No. No sabía nada...,- sin saber muy bien por qué, Elena le toma de las manos.

- Pues estuve. Salí ayer.

- ¿Qué pasó?

- Ángel y yo salimos por la noche… Una banda con navajas… Llegué al hospital en coma…,- los ojos de Elena se humedecieron mientras le abraza. Un quejido -. Aún me duele…

- Espero que Ángel te cuide bien…

- ¿Sabes… sabes lo mío con Ángel?,- Dani estaba sorprendido.

- Claro… Tú mismo me lo dijiste…

Dani empezó a comprender que Elena era una gran mujer. Debió de haberle sido muy duro el elegir entre ella y Ángel.

- ¡Bueno…! Dime, Dani. ¿Qué es de tu vida? Que después del programa no supe más de ti…

- Pues... verás… a eso vine… No sé cómo explicártelo… Después del accidente aquel… No me acuerdo de nada…

- Suele ser normal… Seguro que fue un momento muy traumático que…

Dani no le dejó terminar.

- No, no me comprendes… Quiero decir que no recuerdo nada. Tengo amnesia.

Elena se quedó helada, pero pudo reaccionar.

- Pero, entonces…, ¿cómo has llegado aquí? ¿Cómo has recordado todo aquello?

- Por lo que dijeron cuando desperté…

- ¿Y cómo sabías que yo…?

- Encontré tu dirección entre las hojas de un álbum de fotos… Pero no me pidas que te explique cómo llegué hasta aquí, porque ni yo mismo lo sé. Cogí el coche y le puse en marcha… ¡y no me acuerdo de cómo se conduce! Y tu dirección… ¡ni siquiera me acuerdo de la de mi propia casa! Ha sido muy raro, Elena. Era como si estuviera programado para venir únicamente hasta aquí…

- ¿Es cierto de que no te acuerdas de nada?

- Absolutamente. De vez en cuando tengo flashes, pero ni eso lo comprendo… Y he venido hasta aquí a ver si me podrías ayudar…

- Pues la verdad, no lo sé… Esta casa no la visitaste nunca, porque la compré bastante después de romper…

- No hace falta. Tan sólo dame una foto, dime algo, enséñame algo que creas me pueda ser útil…

- Pues no lo sé,- Elena mira a otro lado -. Lo tengo todo guardado y no estoy ahora por la labor de…,- Dani no la dejó terminar. Se abalanza sobre ella y la besa. Elena se separa de él de forma violenta -. ¿Estás loco o qué te pasa?,- estaba muy enfadada -. Joder, Dani… ¡Que estoy casada!

- Tan sólo quería recordar si…

- Estoy empezando a sospechar que todo lo que me has contado era mentira… ¡Aprovecharte así de mí! ¡Vamos, hombre! ¿Y si llega mi marido? ¿Y si los niños nos llegaran a ver?

- ¿Ocurre algo, mamá?,- Jimena llega corriendo al salón. Elena se levanta y acude junto a ella.

- Elena, de verdad, lo siento. Pensé que…

- ¡Pues no pienses!

El pequeño Jorge se abraza al delantal de su madre, asustado. Dani le ve.

- A Jimena la recuerdo vagamente. Era una cría. Pero Jorge… No le recuerdo. Sin embargo… esa cara… me resulta muy familiar…

- ¡Claro que te resulta familiar! ¡Es tu hijo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario