lunes, 16 de noviembre de 2009

CAPITULO 53

CAPITULO 53

Ángel prestó toda su atención. Le tomó de las manos y fijó su mirada en aquellos ojos tan atrayentes como un agujero negro. Dani bajó el rostro, tomó aire para envalentonarse y volvió a subir la cabeza. Cerró los ojos.

- Quiero hablar de los hijos.

Ángel se quedó de piedra. ¿A qué se refería?

- No comprendo...

- He estado pensando en lo ocurrido ayer, y me gustaría hablar contigo muy seriamente sobre nuestra descendencia.

Ángel hizo su mítica mueca de no comprender nada.

- Verás... ¿Recuerdas la discusión que tuvimos sobre los hijos cuando descubrí que tengo un hijo con Elena? Luego desvelaste tu frustrado deseo de ser padre... El bebé que nos encontramos luego a la noche... Ángel,- entrelaza sus manos con las del enano -, de verdad que deseo que seas feliz, y he estado pensando en ello, y, como veo que lo que más feliz te haría sería ser padre, pues doy mi brazo a torcer y podemos intentarlo...

- ¿Intentarlo?,- Ángel seguía inmerso en la incomprensión -. Dani... Es biológicamente imposible que el hombre se embarace...

- Me refiero a la adopción...

- Pero nosotros aún no podemos adoptar.

- Ya lo sé, por eso he pensado en lo siguiente: Puedo volver a ver a Elena y declarar a su hijo como mío. Sé que para ello tendría que terminar por casarme con Elena, pero sería por una buena causa. Al cabo de un tiempo, Elena y yo nos "divorciamos", pidiendo para mí la total tutela del pequeño, viniéndose entonces a vivir con nosotros. Y tú, ya como traca final, lo adoptas como tu hijo. ¿Qué te parece?

- Demasiado papeleo, la verdad... - A Ángel no se le veía muy convencido -. Es un plan muy complicado para algo que parece simple...

- Es simplemente para evitar problemas o trabas legales.

- No. Lo siento, Dani, pero no. No lo veo...

- Si es muy simple...

- Casi prefiero esperar a que podamos adoptar.

- Pues déjame explicarte mi plan B. Elena y yo vamos a adoptar a un bebé, pero tras unos meses fingimos nuestro divorcio para quedarme con la tutela del bebé, y poder luego vivir contigo, y así ya tendríamos a nuestro bebé en casa.

- Dani, olvídalo.

- Pues me presento en la comisaría y adopto al bebé que nos encontramos la otra noche. Me presento como padre soltero y ya está. O te presentas tú, que ya me di cuenta de las chiribitas que te hacían los ojos cuando lo tuviste entre tus brazos.

- Da igual lo que prepares; acabaría siendo un auténtico dolor de cabeza. Déjalo estar...,- Ángel se levanta de la cama, pero Dani le detiene.

- Jamás olvidaré tu imagen cuando, totalmente desesperado, me revelaste tu pasión por ser padre. Esa imagen la tengo clavada aquí, en mi corazón, como un cuchillo atascado entre mis costillas. Y no podré quedarme tranquilo hasta que un Angelito o un Danielito corretee por estos pasillos,- Dani se acerca al rostro de Ángel hasta quedar a apenas unos milímetros -. Escucha bien lo que te digo, Ángel. Tú serás padre como que me llamo Daniel Mateo. Te lo juro por la Moreneta -, y se besa la cruz formada por sus dedos.

- No hagas nada, Dani...,- los ojos de Ángel centelleaban -. Te lo pido por favor, no sea que acabemos en la cárcel...

- Ángel. Por ti soy capaz de acabar en el Corredor de la Muerte con tal de verte feliz. Me da igual mi vida siempre y cuando sea para facilitar la tuya. ¿Qué es lo que más deseas en la vida? Ser padre. Y por mis collons que vas a ser el hombre más feliz de la Tierra.

- Si ya lo soy a tu lado... Y, por favor, Dani, deja de hablar así, que me hielas la sangre... Si tu voz ya se impone cuando hablas normal, así, tan serio... ¡es que me da hasta miedo! Olvídalo, por favor,- le acaricia la mejilla.

Dani se vuelve hacia la mano de Ángel que le acariciaba la mejilla. La toma en su mano y la besa con los ojos cerrados. Ángel dejó escapar una lágrima. Dani le ve y le seca la lágrima. Pone su mano en la nuca de su amigo y le obliga a acercarse para terminar fundidos en un gran abrazo.

- Mi misión en la vida es hacerte feliz,- susurra Dani apoyando su frente en la de Ángel -, pero si esto te entristece, lo dejo, ya que no me lo podría perdonar nunca,- y le besa.

- Si de verdad me quieres hacer feliz, termínate el desayuno, que se te va a juntar con la comida.

Ríen. Dani se toma el desayuno mientras Ángel sale de la habitación. Cuando lo hace, Dani, siguiéndole con la mirada, cambia la tostada untada de mantequilla por el móvil. Marca un número de teléfono y habla con su interlocutor en voz baja, mientras, de reojo, vigila la puerta.

1 comentario:

  1. vaya telaaa aitor, joder está super bien la historia enserio, sigue así porfavor!!

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