domingo, 22 de noviembre de 2009

CAPITULO 59

CAPITULO 59

El sol intentaba husmear a través de los cristales empañados. Se había levantado temprano para ser el primero en saber qué ocurrió en aquel coche por la noche, pero apenas se podía ver el interior. Los pájaros empezaron a hablar entre ellos, para tratar de averiguar si alguno vio algo. Y aquel jolgorio despertó a Dani. Abrió lentamente los ojos. Y lo primero que notó fue un dolor terrible de espalda. Acababa de demostrar que no es saludable dormir en el asiento trasero de un coche, y mucho menos acompañado. Y le vio ahí, abrazado a él, con la cabeza apoyada en su pecho, durmiendo plácidamente. Dani sonrió somnoliento y le acarició el cabello. Ángel reaccionó moviéndose un poco y apretando un poco más su abrazo. Por fin, Ángel abre los ojos.

- Bon dia,- responde Dani.

- Buenos días...,- susurra Ángel, dibujando una sonrisa tontorrona en su rostro.

- ¿Qué tal ha dormido mi rey?

- Como nunca...

- Pues yo no,- Ángel abre los ojos totalmente espabilado y le mira incrédulo. Dani se acomoda en el asiento y arquea la espalda, dejando escapar de su garganta un sonido gutural señal de dolor.

- ¿Qué te pasa?

- Creo que cogí una mala postura...

- ¿Cuál de ellas?

Los dos ríen.

- No. Me refiero al dormir. Creo que si hubiéramos abierto las ventanillas habría dormido mejor...

- Mira. Eso es lo único bueno que tiene ser bajito,- responde Ángel -. Que puedes ocupar todo un asiento trasero de un coche estirado.

- Ángel...

- Dime...

- Que muchas gracias por lo de anoche. En verdad que lo necesitaba.

Ángel arquea la ceja y mira a Dani irónico.

- No me refiero a eso,- ríe Dani -. Sino a lo de justo antes... Lamento haberme puesto tan tonto ayer... Pero la verdad es que me afectó bastante. Pero con lo de anoche me he dado cuenta que no necesitamos bebés en nuestra relación, porque ya te tengo a ti, el meu petit,- se besan. Y aquel beso comenzó a llenar de lujuria aquel asiento... otra vez. Pero Dani frena a Ángel, quien comenzó a marcar un camino de besos por su cuerpo. Se abrazan fuertemente y se miran a los ojos. Dani comenzó a canturrear con esa voz tan propia de un bajo de ópera -. "Quiero envolverme en tus brazos; que no quede entre tú y yo un espacio...",- Ángel sonríe y posa su cabeza de nuevo en el pecho de Dani, jugueteando con el vello que le cubría, mientras éste le sigue susurrando al oído -. "Ser el sabor de tu boca, y llenarme todo con tu aroma..."

- "Ser confidente, y saber por dentro que eres tú...",- cantan a dúo.

- "Naaa...",- responde Ángel.

- "Como un tatuaje vivo...",- siguen los dos, aunque Dani con risa añadida por la respuesta de Ángel.

Pero la canción es interrumpida por unos golpes en la ventanilla. Los dos miran asustados. Una silueta se deja entrever entre los cristales empañados, una silueta que intenta ver en el interior. Aunque ninguno veía claramente al otro, la pareja pudo saber quién llamaba y, asustados, se incorporan y comienzan a vestirse.

- Un momento...,- responde Dani ante la insistencia de aquella figura. Ángel mira a Dani con cierto enfado. Dani le responde levantando los hombros. Cuando ya estaban medio decentes, bajan la ventanilla.

- Buenos días, caballero,- saluda la figura, llevando la mano a su sien.

- Buenos días,- responde Dani jadeante y asustado. Ángel se había dado la vuelta sonrojado.

- ¿Tienen algún problema?

- ¿Nosotros? No, ninguno... Simplemente que nos hemos dormido dentro del coche...,- Ángel da un disimulado puñetazo a Dani en las costillas. Dani sonríe un poco.

- De acuerdo,- el oficial se retira -. Entonces, circulen, por favor.

Dani sale del coche y se pone en el asiento del piloto. Cuando ya están en camino, Dani mira a Ángel a través del retrovisor, y, cuando sus miradas se encuentran, estallan en carcajadas.

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