martes, 3 de noviembre de 2009

CAPITULO 42

CAPITULO 42

Todo le daba vueltas. Sentía como si le fuera a explotar la cabeza. Se mareaba, le daban náuseas. Aquello ya era demasiado para él. ¡Un hijo! ¡Él, que apenas 24 horas antes no recordaba ni su propio nombre, y ahora se entera de que hasta tiene un hijo!

- Dani, ¿estás bien?,- le preguntó Elena, más calmada -. Estás muy blanco...

- Es... es la impresión...,- dijo, mirando al suelo.

Elena le dice algo a Jimena al oído, y ésta sale del salón. Elena toma al pequeño de la mano y se adelantan hasta llegar al sofá. Con cierto temor, Elena se sienta junto a Dani y le presenta al pequeño.

- No... no quería que lo supieras...,- tartamudea Elena, apoyando su mano en el hombro de Dani -. Cuando lo dejamos, yo ya estaba embarazada... de apenas unas semanas...

- Pero...,- Dani levanta el rostro.

- Fue sólo una noche... Salimos por ahí, a tomar algo... Fuimos a un par de discotecas... Tú, como siempre, te gastaste medio sueldo en copas... Estabas muy tontorrón, y yo, idiota de mí, te seguí el juego... Una cosa llevó a la otra y... Bueno, no había a mano...

Dani seguía de piedra, observando al niño. Sin sabe por qué, echó mano al bolsillo trasero de su pantalón, sacó la cartera y buscó. Se arrodilló ante el niño, quien lo miraba asustado. Puso al lado de su carita su DNI. No había duda... Los mismo ojos... el color del pelo... la sonrisa... Miró a Elena. Las orejas... la nariz... Si analizaban el ADN de los tres, dirían sin miedo a fallar, que era hijo de los dos.

- Pe... pero...,- logró decir Dani.

- La verdad es que estabas muy borracho aquella noche... y yo, en vez de decir que no... Además, te volviste muy tontorrón...

Jimena aparece en el salón. Se acerca hasta Dani, extendiéndole el brazo. Dani toma la lata que la chica traía y echa un trago. De repente, sus ojos se abren todavía más. Mira la lata. La suelta, cayendo la lata en la alfombra y empapándola con el líquido que llevaba dentro. Elena y Jimena se apresuran a recogerlo.

- Perdón... Lo siento...,- Dani se levanta y sale. Elena corre a detenerle justo cuando abre la puerta de la calle.

- ¡Dani! Tranquilo... ¿Qué te pasa?

- Perdona, pero me tengo que ir...

- Pero explícate.

- Lo que me ha dado Jimena... Esa lata...

- ¿Qué pasa? ¿Acaso el coma te hizo cambiar de personalidad?

- No lo sé... Pero ese sabor...,- Jimena sale del salón -. ¡Jimena! ¿Qué me has dado?,- Jimena le mira asustada -. La lata. ¿Qué marca es?

- Red Bull...

Dani salió de la casa sin mediar palabra. Corrió hasta el coche y se metió dentro.

- ¡Dani!,- Elena le gritaba desde la puerta -. ¡Dani! ¿Se puede saber qué demonios ocurre? ¡Dani!

Dani arranca y se va. Estaba inmerso en sus pensamientos, en los recuerdos que le llegaban tras aquel sorbo. En los sentimientos tras aquella noticia. Padre... ¡Es padre! Aún no se lo podía creer. ¡Él, con un hijo! ¿Lo sabría Ángel?

Estos pensamientos se intercalaban con las imágenes que le llegaban a la mente en referencia a aquella bebida que tomó antes. Red Bull. Aquellas dos palabras le ponían muy nervioso. Lo asociaba a risas, bromas, alegría... sexo. ¿Por qué? ¿Acaso tuvo su primera experiencia sexual con una repartidora de Red Bull? ¿O perdió la virginidad en una fiesta que no servían más que eso? Una imagen se le viene a la cabeza: un grupo de chavales ofreciéndole un Red Bull. "¿Quieres follar conmigo?" Los ojos de Dani se relajan en una sonrisa nerviosa. Dani para el coche de repente y se ríe.

- Esto es de locos... ¡Es lo más surrealista que he vivido! Bueno... es lo más surrealista que recuerdo... Estos flashes... Poco me falta para que me tachen de lunático... Dani, tío, relájate...,- comienza a masajearse las sienes, agachando la cabeza y respirando profundamente. Un golpe en la ventanilla le hace volverse. Dani baja el cristal. Un policía, en posición de saludo, habla con él.

- ¿Algún problema, caballero?

- ¿Eh...? No, ninguno... ninguno...

- Por favor, entonces circule...

Dani mira por el retrovisor. Tras él había una larga cola de coches, con los cláxones sonando. Dani pone el coche en marcha. El policía se aleja un par de pasos e indica al resto de automóviles que sigan avanzando.

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