jueves, 19 de noviembre de 2009

CAPITULO 56

CAPITULO 56

- ¡Ay!

Dani no paraba de quejarse. Cada vez que la enfermera le tocaba, Dani lanzaba un quejido, la miraba de mala manera y susurraba un par de improperios en catalán.

- Deje de moverse, por favor,- la enfermera estaba ya harta de la actitud casi infantil del cómico.

Ángel estaba sentado de frente, inclinado hacia delante, apoyando sus codos en sus rodillas, cabizbajo y jugueteando con la bolsa con hielo que le dieron para calmar sus nudillos.

- Em cago en la puta d'ors! Fotre!

- Aguante un poco, por favor. Su amigo le ha dado tal puñetazo que le ha roto el labio. Y si no deja de quejarse, en vez de alcohol, lo mismo tenemos que ponerle puntos.

Dani aún seguía con el rostro mirando al techo. La boca la tenía llena de sangre. Sus dientes habían tornado un color malva. En verdad, su colmillo era de un vampiro... Su nariz estaba libre del algodón que la enfermera le dio momentos antes. La hemorragia nasal parecía haberse detenido, pero un pequeño reguero reseco había conquistado su poblado labio.

- Lo siento mucho...,- repetía Ángel sin cesar en un susurro.

- Ángel, ya te he dicho que no pasa nada. Estabas en tu derecho. Si hubiera sido al revés te puedo asegurar que yo habría reaccionado igual. Tenía que salir de casa para venirme aquí sin que lo supieras, porque seguro que me habrías detenido...

- De eso puedes estar seguro...,- Ángel seguía sin poder mirarle a los ojos.

- Mírame. Mírame a los ojos. Mírame y dime que me odias, que no me quieres volver a ver en la vida.

- Ya sabes que no puedo... Porque te amo. Es más, creo que te amo ahora más que nunca...

La enfermera se levanta de su asiento y alcanza un vaso con agua.

- Enjuáguese la boca con este agua y procure no mover la boca, o se le abrirá la herida.

La enfermera sale de la sala donde estaban. Era una pequeña sala, con la única comunicación al exterior de una puerta, que la enfermera cierra tras de sí. Dani se enjuaga con el agua y lo escupe dentro del mismo vaso. Estaban los dos solos. Los dos sabían que la enfermera lo había hecho a posta para que ellos dos pudieran hablar a solas y tranquilos. Pero el silencio era el más fuerte de los tres.

- Buen gancho...,- logró decir Dani al fin, llevándose la mano al rostro -. Deberías dejar la música y hacerte boxeador...

- No bromees, Dani,- Ángel lanza la bolsa de hielo a la mesa donde estaba Dani sentado. Éste la toma y se la pone contra el labio. Un penetrante seseo dio la voz de alarma de que aún le dolía el golpe.

- No bromeo...

- Este es un momento muy duro para mí, ¿sabes? Nunca antes nos habíamos peleado de tal manera. Nunca antes te había pegado...,- baja el rostro para que Dani no le viera llorar.

- ¡Ey, tío!,- Dani se acerca a él, arrodillándose delante de él y posando su mano en su nuca -. Ya te he dicho que te perdono, porque me lo merecía...

- Pero yo no me lo voy a perdonar nunca... Ya no podré mirarte a los ojos...

- ¿Se puede saber dónde está ese tipo duro, ese pasota que se metía con todos y no le importaba las consecuencias? ¿Dónde está aquel tío que, a pesar de las demandas de Telecinco, seguía metiéndose con ellos?

- Murió... hace unos minutos...

- No. Se ha escondido... aquí...,- pone la palma de su mano sobre el pecho de Ángel -. Yo sé que está aquí escondido, esperando el momento para salir a la superficie. Ése era el Ángel del que me enamoré, aunque el Ángel que tengo delante de mí también me gusta. Es un Ángel tierno, romántico... ¿cómo lo llamaban en Internet? ¡Ah, sí! Follable,- Ángel sonríe -. ¡Eh! ¡Una sonrisa! Creo que estamos avanzando...,- Dani apoya su frente sobre la de Ángel mientras le acaricia la nuca.

- No sé cómo lo haces, pero siempre tienes las palabras adecuadas y el buen humor siempre a punto. Creo que eso fue lo que me enamoró de ti...

Y se besan, pero Ángel se retira al momento, extrañado. Se relame.

- La boca te sabe a sangre...

- Lo sé... Pero espera a que me tome un caramelo de menta y verás...

Vuelven a reír. Dani se pone de pie y ayuda a Ángel a levantarse. Le abraza por los hombros y salen del cuarto.

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