jueves, 8 de octubre de 2009

CAPÍTULO 22

CAPITULO 22

Con gran indecisión llamé. Primer tono. ¿Qué haría si me contestan? Segundo tono. ¿Qué decir, cómo decirlo? Tercer tono. ¡Por favor, que no lo coja! Cuarto tono. Dos tonos más y cuelgo. Quinto tono. Uno más, sólo uno más… Sexto to…

- ¿Diga?

Me quedé petrificado. Descolgaron. Oía a la voz del otro lado del teléfono repetir la pregunta, pero yo no sabía qué responder. Ángel me alentaba con gestos a que contestara, pero no me salían las palabras.

- ¿Dani? ¿Eres tú?

- Sí…,- contesté mecánicamente.

- ¡Ay, por fin contacto contigo!

- Hola moreneta… Ahora estaba pensando en ti…,- dije con demasiada desgana.

- Yo también… Oye, no quiero ser una pesada (lo digo por los mensajes y las perdidas que te hice ayer), pero es sobre el programa de ayer…

- Ya, yo también quería hablarte de eso…

- Dani… ¿Estás bien? Oye, si no quieres hablar de ello ahora, lo dejamos para luego… ¿Me paso por ahí cuando terminéis y lo hablamos mejor cara a cara?

- No, no. Mejor lo aclaramos ahora. Que si no, no estaré muy centrado hoy… Lo de ayer… Lo de la foto… Pues, verás…

- Tartamudeas. Y eso lo haces por dos motivos: o estás muy nervioso, o has hecho algo de lo que te arrepientes. Y me da que es lo primero…

- Yo creo que son las dos cosas a la vez…

- No me digas más. Es cierto.

- Moreneta, la verdad es que no era consciente. Surgió así, sin más. No era consciente de lo que pasaba,- empecé a ponerme más nervioso. Las manos me sudaban. El móvil se me escurría -. Perdóname, de verdad. Sabes que te quiero, pero…

- Dani, tranquilo. Casi prefiero que estés con Ángel a que estés con otra…,- notaba su voz rota.

- ¿Cómo?

- Sí. Eso significa que me quieres tanto que prefieres serme infiel con un hombre que con otra mujer…

- De verdad que lo siento… No pretendía hacerte daño…,- intentaba calmarla, pero su tristeza me llegó a través del móvil.

- Yo espero que seáis felices…,- no consiguió terminar la frase.

- Y yo deseo con toda mi alma que tú también lo seas…

- Adiós, Dani…

- Adiós… Moreneta…,- y colgamos los dos.

Comencé a llorar. Ángel se me acercó y me abrazó. Puse mi cabeza en su hombro y me desahogué. Acababa de romper con mi novia, una auténtica dama. Supo comprenderme, comprender mis sentimientos, mis pensamientos. No hizo falta que se lo confirmara con todas las palabras, pero supo de qué se trataba desde que descolgó el teléfono. Siempre la tendré presente en mi vida, aunque sea de forma metafórica. Además, me dijo que prefería que fuese Ángel que con otra. ¿De verdad que se sentía halagada a que, como mujer, me hubiera acostado con un hombre que con otra? ¿O se engañaba a ella misma? Quería volverla a llamar para pedirla perdón, pero no quería, no quería volver a lastimarla, a hacerla daño. De repente, empecé a echarla menos, a echar de menos sus besos, sus caricias, sus sonrisas, esos paseos que solíamos dar por la Ciutat Vella, las veladas a las que de vez en cuando asistíamos al Liceu, esas cenas en los restaurantes de Las Ramblas… Pero ya era todo inútil. Habíamos roto. ¿Habíamos roto? Aún no me lo podía creer.

- Tranquilo Dani,- me calmó Ángel -. Al menos la tuya lo ha comprendido.

Me sequé las lágrimas y entramos en los estudios. Cuando entramos, mis pensamientos se desvanecieron como por arte de magia. Volvíamos al pasado. Todos nos saludaban, sonreían. Aunque el tiempo seguía impasible, ya que algunos compañeros empezaron las bromas. “¿Qué habéis hecho para llegar tarde hoy?” Graciosetes…

1 comentario:

  1. ohhhh :(
    la verdad esque me ha dado mucha pena la novia de angel... y eso que a veces no puedo cn ella xd...

    ResponderEliminar