miércoles, 30 de septiembre de 2009

CAPITULO 15

CAPÍTULO 15

Llegamos a los estudios como siempre, a las ocho en punto. Pero desde que entramos por la puerta, noté un sudor helado en mi nuca que no se me quitó en todo el día. Para empezar, la chiquita de la recepción apenas nos miró... Y eso que siempre nos saluda a todos con una amplia sonrisa. Da igual si te has levantando con un pie izquierdo, que con dos, que con cien, es verla sonreír y animarte para el resto del día. En el ascensor, nadie lo paraba para que nosotros entráramos, y cuando pudimos coger el siguiente, nadie quería acompañarnos. Ángel me miró extrañado.

- ¿Qué le pasa a la gente hoy? ¿Es el día del mal humor o qué?

El sudor comenzaba a hacer estalactitas en mi frente. No sé por qué, pero tenía un mal presentimiento...

Al llegar a nuestra planta, ninguno de los guionistas nos dirigía palabra alguna. Quizás algún hola mecánico, o una mirada de basilisco, pero es que era aparecer nosotros, y desaparecer ellos. Llegamos a nuestro despacho, y mi sudor acabó por convertirme entero en un cubito de hielo. Los dos nos quedamos helados.

- ¿Se puede saber quién ha puesto esto?,- Ángel estaba enfadado, como aquel día...

Salió a la puerta y gritó a los cuatro vientos, enseñando en la mano lo que nos dejaron junto al ordenador.

- Repito: ¿¿¿Quién coño ha puesto esto aquí???

- Ángel, tío...- traté de tranquilizarle, pero se deshizo de mi con un golpe de hombro.

Nadie nos miraba. Sí que se volvieron al primer grito, pero al siguiente ya no prestaron atención, incluso llegaron a irse de toda la planta. Ángel entonces se volvió, entró en el despacho y cerró de un portazo que por poco hace la puerta giratoria. Se sentó en la silla, hizo jirones lo que tenía en la mano y lo tiró a la papelera, para terminar llorando. Yo tomé los trozos y los uní. Era una foto del famoso reportaje de anoche. Se nos veía abrazados a través de la ventana del hospital.

- Ángel, tranquilízate, es sólo una foto...,- me acerqué hasta él para abrazarlo, pero él se separó dándome un empujón que tiró al suelo.

- ¡Déjame en paz!

- Pero Ángel... ¡Soy yo, Dani! ¿Qué te pasa? Es sólo una foto... ¡Una foto!

- Es más que eso... ¡Es una prueba!

- ¿De qué? ¿De que eres gay? ¡Por favor! Si en esa foto se puede ver lo que uno quiere que se vea...

- Sí, pero si lo dicen por la tele, se lo creen...,- una voz nos interrumpió.

- ¡Patri!

- Chicos...

- ¿Cuánto llevas ahí?,- le pregunté.

- Lo suficiente como para entender lo que os pasa...,- quiso entrar a la oficina, pero Ángel se levantó rápido y la echó -. ¡Sólo quiero hablar! Por favor, dejadme entrar...

Miré a Ángel, y me entendió. Respiró profundamente un par de veces antes de abrir la puerta.

- Perdona Patricia...,- trató de disculparse.

- Tranquilo... Contadme, ¿es cierto?

- Es que no llegamos a ver el reportaje entero...

- Pues básicamente dice dos cosas: la primera, que pegasteis al reportero, y la segunda que si sois pareja...

Ángel empezó a enfurecerse, pero yo le retuve en la silla.

- Patricia, este no es el momento...,- le respondí yo -, pero la verdad es que todo es mentira. Ni le pegamos al tipo ese, ni somos pareja.

- ¡Dani!,- Ángel me miraba con los ojos totalmente abiertos, con cara de haber recibido la peor noticia del mundo. Se quiso levantar, pero le volví a detener.

- ¿Qué te pasa?,-le pregunté.

- ¿Es que no te acuerdas de lo que me dijiste en el hospital? ¿Eso de que estarías siempre a mi lado? ¿Y lo de anoche...?

- No creo que a Patricia le interese eso...,- le interrumpí.

- Bueno, chicos,- dijo ella -. Veo que tenéis cosas de qué hablar... Si queréis hablar conmigo, ya sabéis dónde buscarme...,- y se fue.

- Dani... Me dijiste que...

- Y es verdad. Jamás me separaré de tí... ¿O es que lo de anoche no te convenció?,- y le besé, pero Ángel se apartó en el último momento. Se zafó de mí y se quedó junto a la puerta.

- ¡Pero es que aún no estoy preparado para salir del armario!

- Hombre, yo creo que si se lo dices a tu mejor amigo, ese es el primer paso para...

- ¡Pero aún falta el resto del mundo! Todos mis amigos, mi familia... Y tú, Dani; tú también, tío...

- Mira,- le tomé de los hombros -. Tú y sólo tú sabrás cuándo es el momento. No lo fuerces.

Ángel me miró, con ojos llorosos, y nos abrazamos. Ángel dejó su cabeza sobre mi pecho, llorando, mientras yo le acariciaba el cabello.

- Tú y sólo tú...

1 comentario:

  1. OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!
    dioos!! y yo que me habia quedado en el 12
    y ahora cnd he leido del 13 hasta aqui.... *O* sube el 16 ya! ¬¬

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