martes, 15 de septiembre de 2009

CAPITULO 3

Ya quedaban minutos, ¡segundos! Para que empezara el programa. Ángel hizo una última prueba del chat antes de comenzar. Yo le vi, distante, con su semblante totalmente cambiado, como si lo de esta mañana jamás hubiera ocurrido. Pero algo dentro de mí estaba atemorizado por lo que pudiera ocurrir en el plató. Con las idas de guión de las que se nos caracteriza lo mismo Ángel se siente por aludido en algo, o se ofende, y, vamos, como dijo uno de mis ídolos, “la liamos parda”.

Gonzalo fue hacia nosotros…, bueno, más bien hacia Patricia.

- ¿Preparada?

Patricia asiente con la cabeza, se prepara para salir y…

- ¡Gracias, gracias!,- vítores y piropos -. ¡Vale ya, mamá!,- risas -. Ha vuelto a salir a la palestra la mujer que más ha hecho por este programa, y no, no me refiero a Carmen Hornillos, sino que…,- y meten el video preparado sobre Amy Winehouse.

Mientras Patricia presentaba el video, y durante la publicidad, yo me acerqué hasta Ángel, quien daba un último vistazo al guión. Quise hablarle, pero no pude articular palabra. En cuanto me notó cerca de él, levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los míos. Quedé helado, inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Ángel entonces se acerca a mi, me toca el hombro y me dice:

- Hoy lo vamos a petar, tío,- y volví a ver ese brillo en los ojos tan característico en él cuando estaba contento.

- …Y vamos con nuestro analista de medios, un hombre que según ha puesto “El Club de Fans de Dangel”,- y Patricia pone cara de no entender el nick -, es un hombre tan pequeño, pero tan pequeño, que cuando se arregla para salir no le llaman metrosexual, sino microsexual, ¡¡¡Ángel Martin!!!,- y Ángel salió al plató como todos los días.

- ¡¡¡Hey, que pasa!!!,- y así dio comienzo el que, para mi, fue el día más largo de mi vida. Casi una hora de sección, y a Ángel se le podría ir la olla como esta mañana.

Largo porque en cada comentario de Patricia (según siempre el guión), veía yo cualquier cosa que podría alterar el estado anímico del enano. Pero lo peor fue a mitad de sección, cuando Ángel y yo teníamos que hacer en sketch. Yo ya estaba preparado en el croma, y, mientras Patricia hablaba a cámara, sobre todo para que a Ángel le diera tiempo para “caracterizarse” (¿te pones una chaqueta azúl y coges un micrófono, y ya se supone que eres un periodista?). Cuando le vi acercarse al croma, mirando al cue, yo me quedé mirándole a él. Si os he de decir la verdad, no supe reaccionar, me quedé mirándole como un tonto, pero un tonto de verdad. Le veía micrófono en mano, leyendo el cue, pero yo no le oía, sólo le veía mover los labios, hasta que… Hasta que me acerca el micrófono. Se me quedó mirando, y con la mirada me lo dijo todo.

- Vamos tío, di algo, que lo hemos ensayado doscientas veces esta mañana,- parecía pensar.

- ¿Eh? ¿Qué?

Ángel, gracias a Dios, repitió la pregunta, y ya en ese momento dejé de estar sordo y pude contestar según el guión del gag. Vamos, que nos salió como siempre… como el culo. Pero eso es lo más divertido, ¿no? Cuando acabamos, Ángel salió disparado a la mesa, y Gonzalo se me acerca.

- ¿Se puede saber qué te pasa hoy, Dani?,- me susurró.

- ¿Eh? ¿Qué? No, nada, nada…

- Estás muy raro… Es como si tuvieras la cabeza en otro lado…

- Bueno, la verdad es que… La verdad es que no sé por qué, pero estoy obsesionado con que no cerré el gas esta mañana…,-mentí.

- ¿Gas?,- se preguntó Gonzalo a sí mismo mientras se iba -. Si tiene una vitro…

Debía empezar a dejar de pensar en ello. Al menos durante los cromas y en mi sección… Y encima eso, mi sección. Que había una entrevista con un personaje de Ángel: Manolín.

- ¿Eh…?,- oí de repente -. A… aquí estoy… ¿Q… qué tripa se te ha roto…? Qu’e que… toy mu ocupao…

No me había dado cuenta, pero… ¡ya estaba en mi sección! Y ya había comenzado sin darme cuenta el croma de Ángel como Manolín.

- Hola… Áng… Manolín,- risas del público, Patricia descojonándose, y Gonzalo haciendo aspavientos desde detrás de las cámaras. Tino, como un rayo (cuando quiere), pone un “Zas en toda la boca”, y yo empecé a ponerme colorado. Vamos, que si vuelve el Tomate, no necesitan una foto de esa hortaliza; con que pongan mi cara en ese momento les bastaría…

- ¿Eh…?,- media sonrisa de Ángel -. ¿Perdona…?

- Perdona Manolín, pero es que me acabo de dar cuenta de que te pareces mucho a mi amigo Ángel Martín…,- risas del público, y Patricia ya empezaba a llorar.

- Pero yo en guapo, ¿no?

- Bueno, ciñémonos al guión…,- dije, tratando de salir de aquello -. ¿Qué nos puedes decir de Ucrania, nuestro rival en la final de esta tarde en baloncesto?

- ¿Ucrania? Pues… que es un país…,- silencio. El público vuelve a romper en carcajadas. Ángel también comenzó a sonreírse, y yo comencé a olvidarme de todo lo que me rondó la cabeza durante el día, y logré ¡por fin! reír un poco. Incluso logré olvidarme en ese momento del rostro de Ángel. Estaba empanado, como requería el personaje, pero yo lo veía raro… Creo que volvió a ausentarse…, más que yo antes…

Gracias a Dios, acabamos pronto… hasta que me tocó ir al back stage con Ángel. Debíamos hacer un sketch donde yo le enseñaba un tomo de enciclopedia y le leía un pasaje sobre Ucrania, pero que él no se enteraba, y yo, desesperado, soltaba el libro y me iba, desesperado.

- Pero acerté, ¿no?,- pregunta Ángel, con el acentillo tan característico al que ha dotado a su personaje -. Ucrania es un país…

Cuando acabamos, salimos a saludar al público, y a firmar autógrafos y a hacernos fotos. Se notaba que yo no estaba muy puesto ese día, y mis firmas eran ya como recetas de médico. Empecé a buscar a Ángel por todas partes, y en las pocas fotos que me hice con el público (raro en mí, puesto que soy de los que son capaces de hacerse fotos con TODOS los asistentes al plató) salí mirando a otro lado, o mirando efectivamente a la cámara, pero con la mente en otro lado. Debía buscar a Ángel y hablar con él. No volvería a ser yo mismo si no lo aclaraba con él. Ya es que me daba igual si me mentía, necesitaba que me hablara, que me contara lo que le pasó esta mañana. Pero no quería ser un baboso incrustado, de esos que están todo el día contigo, hablándote, preguntándote y exasperándote. Así que decidí medio engañarle. Como era viernes, y como todos los viernes solíamos salir por la noche, intentaría medio emborracharle un poco, porque Ángel, achispadillo, se vuelve muy dialogante, y es capaz de hablar contigo de cualquier cosa… Tenía, ¡debía! averiguar qué era lo que le pasó por la mañana…

- ¡Ángel!,- conseguí alcanzarle antes de que Pilar se lo llevara a no sé qué asuntos. Yo no podía acompañarle, porque yo también tenía cosas que hacer ese día (o eso le dije, pero realmente estaba libre. Sólo quería quedarme sólo en casa y pensar en todo esto) -. ¿Nos vemos esta noche, donde todos los viernes?

- Ahí estaré, como siempre. Pero no te preocupes mamá, que estaré en casa antes de las diez,- y cerró la puerta del coche con esa sonrisa tan socarrona que sólo él sabe hacer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario