viernes, 18 de septiembre de 2009

CAPITULO 5

Capítulo 5

Cuando llegué al hospital, no me podía ni creer lo que estaba viendo en la mismísima entrada.

- ¿Cómo coño han podido...?,- pensé mientras bajé de golpe de los 30 a los imperceptibles 3 km/h.

Instintivamente, apagué las luces del coche y decidí aparcar en el sitio más lejano. Cuando logré encontrar un hueco en el aparcamiento del hospital, me quedé ahí, en mi coche, sin saber qué hacer. Quité el contacto y me centré en mis pensamientos. Ángel en el hospital..., Pili también..., y una manada de hienas sanguinarias esperando en la puerta para sonsacar algo a cualquier infeliz que se les cruce. No sé por qué pero empecé a creer que Vassile nos hizo vudú (sin pepinos de por medio) a LaSexta por la famosa pelea de videos... Pero, ¿y Patri? ¿Miki? ¿Y la novia de Ángel? ¿El chico de Pili? ¿Sus familias? ¿Sabrán algo? Supongo, porque en caso de accidente, el número que tenía Ángel en el móvil para avisar era a sus padres... Pero claro, sus padres están a más de siete horas en coche... Y el avión, bueno, vete a saber la hora a que se embarca y luego que no cancelen el vuelo en cuanto pones el culo en el asiento... ¿Y que sería eso tan extraño que le pasaba a Ángel? Hombre, si el accidente no ha sido nada, entonces... No, ha tenido que pasarles algo, que no te llaman de La Paz por un esguince de tobillo... Te llaman si se ha partido las dos piernas... Esperemos que no sea nada..., dentro de la gravedad, claro. Esperemos que Ángel pueda estar consciente y contarmelo todo, porque si está dormido... Bueno, si está dormido, se lo merece, se merece descansar de este día tan horrible.

De repente, un destello cegador me devolvió a la realidad.

- ¡¡¡Aquí!!!,- oí desde fuera de mi coche -. ¡¡¡Es Dani Mateo!!! ¡¡¡Dani Mateo!!!

Miré por la ventanilla. ¡Mierda! ¡Me descubrieron! Debía salir de ahí. Con el coche imposible, que seguro atropello a alguno y la armamos, así que decidí salir del coche y a toda prisa intentar meterme en el hospital. Las luces de los focos y los flashes me cegaban todo el rato. Cientos de micrófonos me envolvían la cabeza, como si fuesen espermatozoides tratando de entrar en el óvulo (perdón por la similitud, pero es que era la única que se me ocurría; además, las dos acaban igual, jodiendo). Cuando pensé que no podría salir del círculo que estaba empezando a formarse a mi alrededor, una voz conocida me llamó.

- ¡¡¡Dani!!! ¡¡¡Dani, aquí!!! ¡¡¡Rápido!!!

Las luces seguían sin dejarme ver nada. Sólo sé que de repente alguien me cogió del brazo y me sacó de ahí. Pronto dejamos a los periodistas tras las puertas del hospital.

- ¿Estás... estás bien?,- me preguntó la voz, jadeante.

- Espera que no veo...

- Malditas garrapatas...,- susurró la voz -. ¡Mira que se quedaba corto Ángel en su sección!

Un momento... ¿acababa de hablar de Ángel en pasado? El corazón me dio un vuelco, vuelco que me ayudó a ver sin estrellitas revoloteando por la sala.

- Gracias Miki, tío. Creía que no saldría con vida de esa jauría...

- También te han llamado, ¿no?

- Sí, de aquí... ¿Y Ángel? ¿Y Pili? ¿Qué les ha pasado?

- Ven, te lo cuento mientras vamos a las habitaciones...

A medida que avanzábamos por los pasillo sin fin del hospital, Miki me contó lo mejor que pudo cómo fue el accidente. Parece ser que un listo se saltó el semáforo de un cruce y dió de lleno en el coche de Pilar. Lo malo fue que el golpe fue lateral, totalmente de lleno contra el asiento del copiloto..., el asiento de Ángel... Ángel quedó inconsciente en el momento, pero gracias a Dios Pilar pudo llamar al 112 antes de caer ella también inconsciente.

Cuando llegamos a la puerta de la habitación, ahí estaban los demás. Patricia lloraba prácticamente arrodillada en el suelo, cubriéndose el rostro entre sus manos, mientras Gonzalo y Mario hablaban con ella. Berta, al verme, se me abalanzó.

- Gracias a Dios que estás aquí...,- me dijo justo antes de romper a llorar.

Entonces veo salir de la habitación, cabizbajo, a Emilio, sí, Emilio Aragón, "el señor de la Sexta". Se acercó hasta una pareja, de más o menos su misma edad. Eran los padre de Pilar. No sé por qué, pero decidí acercarme hasta ellos.

- Gracias a Dios que no es nada grave,- es lo único que pude escuchar, ya que me centré más en la puerta abierta de la habitación. Entré y ahí estaba Pilar, en la cama, con las dos piernas escayoladas en alto. Y lloré, lloré como nunca antes lo hice. No sé si por verla a ella así, o por pensar en cómo estaría Ángel, si fue quien se llevó la peor parte.

- Dani...,- me dijo en un hilo de voz al verme entrar. Levantó los brazos y yo, automáticamente, me acerqué a ella, a su cama, y nos abrazamos, y lloramos.

- ¿Y Ángel?,- le pregunté.

- En otra habitación...

- ¿Cuál? Debo ir a verle enseguida.

- Será mejor que no...

- ¿No me digas que...?,- Pilar no me dejó acabar.

- Tranquilo, está fuera de peligro. Pero no creo que puedas verle... tan seguido. Está en coma,- aquella palabra me heló la sangre -. Los médicos creen que en menos de 24 horas podrá salir de ella, pero es mejor que no le veas... Mira cómo estoy yo...

- Me da igual. ¡Tengo que verle!

- ¿Es por lo de hoy?

- ¿Cómo? ¿Lo sabes?

- Sí. Me lo contó en el coche, poco antes de...,- y su voz se ahogó en un par de arroyos que recorrieron sus sonrojadas y arañadas mejillas -. Pero será mejor que te lo cuente él, cuando despierte. No creo que debas saberlo por otra boca que no sea la suya...

Salí de la habitación y me fui directo hasta los chicos.

- ¿Cuál es la habitación de Ángel?,- mi tono totalmente seco de voz llegó a darme más miedo que al resto.

- Dani,- me contestó el propio Emilio, tratando de tranquilizarme -, no creo que este sea el momento adecuado para...

- ¡Que cuál es su habitación, collons!

Emilio se asustó. Yo también me asustaría de mi mismo, sabiendo que sólo decía las palabrotas en catalán únicamente cuando estaba muy enfadado.

- La... la 343, al otro lado de la planta...,- y me fui corriendo.

En mi mente comenzaron a fluir ideas revueltas, de nuestra juventud, de nuestros casting, de cuando hacíamos Noche Sin Tregua, de Sé lo que hicisteis, de aquella mañana... Y de repente se me empezó a formar la imagen totalmente desesperanzadora de Ángel rodeado de máquinas y con doscientos tubos entrando y saliendo de su pequeño cuerpo. Llegué por fin hasta la habitación. Me paré en seco. Me latía el corazón como si fuera a estallar, no sé si por el carrerón o por ver lo que habría dentro del cuarto. Cerré fuertemente los puños y avancé hasta la puerta...

1 comentario:

  1. UOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH!
    Flipante! O sea, quiero más ya! Pero ya! Ya! xd Genialooooooooooooooooos ♥
    Pero que triste, me has hehco llorar! Mala persona xdxd Cómo me haces esto? xd
    Por cierto... como pones el contador de visitas? xd
    Muuuuuchos besos^^
    |Paula.

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