jueves, 3 de diciembre de 2009

CAPITULO 67

CAPITULO 67

Dani apretaba las manos de Ángel entre las suyas. No podía levantar la mirada. No era digno de mirarle a los ojos. Ángel no se merecía que sus ojos se mancillaran con su mirada. Ángel le miraba, entre sorprendido y miedoso.

- Venga, Dani…,- Ángel apenas tenía voz. Se imaginaba cualquier cosa.

- Verás Ángel…,- Dani no lograba levantar los ojos de las manos -. El motivo por el que no duermo desde hace días es…,- suspiro -. Esto… ¿Te acuerdas de la otra noche, cuando lo de la fiesta?,- consiguió mirarle a los ojos.

- Sí…,- susurró Ángel. Sabía que todo empezó aquella noche. Algo pasó.

- Pues el asunto es que…,- volvió a bajar el rostro -. Me encontré con alguien… que se te parecía bastante… O esa fue mi impresión… Estaba tan obsesionado contigo aquella noche que me parecía verte por todas partes…,- Ángel tomó las manos de Dani entre las suyas y las apretó. Dani giró el rostro -. No. No puedo hacerlo…

- Dani…,- Ángel se temía lo peor -. Dímelo. Si no, no volverás a dormir por las noches.

- Ángel…,- los ojos de Dani comenzaron a brillar tristemente cuando se encontró con los de Ángel -. Hubo un chico que llevaba un disfraz muy parecido al tuyo aquella noche… O eso me pareció al principio… Creí que eras tú… Bailé con él… Luego nos besamos…,- Dani derramó una lágrima -. Él me llevó a los baños… y… y…,- no pudo continuar.

Dani se apoyó en su hombro y lloró. Ángel también inclinó la cabeza y le acompañó. Le acarició la nuca.

- Tranquilo… Ya pasó…,- le calmaba -. ¿Ves como no ha sido tan difícil? Ahora tendrás la conciencia tranquila y podrás dormir por las noches…

- No lo sé…,- los sollozos le entrecortaban.

- Tranquilo, porque te perdono.

Dani se levanta y le mira a los ojos, incrédulo.

- ¿De veras?,- Ángel asiente -. ¡Gracias! ¡Gracias Ángel!,- y le besa.

- Te perdono,- continúa Ángel, cuando logra parar a su amigo -, sobre todo porque eres un tío. Y los tíos, ya sean heteros o gays, siempre estamos pensando en lo mismo, y…

- No. No es verdad. No me has entendido,- Dani le mira serio.

- Sí que te he entendido. Me confundiste con uno que se disfrazó igual que a mí, y eso te llevó a aquel fatal error.

- Pero no pasó nada. O eso quiero pensar… Tan sólo que él…

- Dani. Yo te amo. Y sé que tú me amas. Y eso jamás cambiará. Y ahora vamos a la cama a dormir.

Ángel se levanta del sofá, todavía agarrado a Dani. Éste le mira perplejo. De repente, Dani se arrodilla en el suelo ante él y le abraza por las piernas.

- ¡Oh, Ángel!,- lloraba amargamente -. ¡No soy digno de tu perdón! ¡No me lo merezco!

Ángel le ayuda a levantarse. Se abrazan. Van hasta la habitación y se meten en la cama. El silencio gobernó aquel cuarto como si de un infranqueable muro se hubiese levantado entre los dos. No se hablaron. Tan sólo pensaron en aquella conversación que acababan de tener. Ángel miraba al techo. Dani le daba la espalda, acurrucado entre las sábanas. Lloró en silencio, hasta que se durmió.

Se despertó asustado. Su conciencia no estaba tranquila del todo. Miró el despertador. Ya eran poco más de las ocho de la mañana. No se atrevía a volverse. Se sentía mal por haberle contado todo a Ángel, más incluso que cuando se lo ocultaba. Pero logró encontrar algo de valor en su alargado cuerpo.

- Ángel…,- susurró sin volverse -. Muchas gracias por perdonarme, pero no me lo merezco. Es más, no te merezco. Te mereces a alguien que no te deje solo si estás enfermo. Debí haberme quedado contigo aquella noche… No me veo con el valor suficiente de mirarte a los ojos. No soy digno de merecer su brillo. Ni tampoco de tus besos, ni tus abrazos. Me siento sucio desde entonces… No quiero contagiarte, porque para mí eres la pureza hecha carne. Una carne que no me merezco probar jamás…,- silencio -. Ángel…

Dani se vuelve. El lugar de Ángel en la cama estaba vacío. Se incorpora. Al palpar el hueco de la cama, encuentra una nota.

- “Perdono, peró no oblit”.

Dani lloró en silencio. Sabía lo que eso significaba. Miró a su alrededor y vio la pueta del armario entreabierta. Se levanta de la cama y avanza lentamente, imaginándose lo que al final descubrió. Toda la ropa de Ángel desapareció. Aunque había muchos objetos personales de Ángel en la casa (sus TP’s, fotos, su teclado...), sabía que Ángel volvería más tarde a por ellos. Dani pensaba en hablar con él entonces, pero sería imposible. Si Ángel tomaba una decisión, era muy difícil hacerle cambiar.

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